La desidia de nuestros políticos para negociar la formación de gobierno está provocando que cunda el nerviosismo entre los habituales e ilustres inquilinos del centro neurálgico del poder político y financiero del país: el palco del Santiago Bernabéu. Es más, muchos preferirían perder una cartera ministerial o un cómodo asiento en un bien retribuido consejo de administración antes de ser tachado de la lista que al comienzo de cada temporada elabora con esmero Florentino Pérez, presidente al mismo tiempo del Real Madrid y de una de las empresas que cuentan en el mundo con más filiales en paraísos fiscales.
Ser miembro de ese selecto club de paniaguados al servicio del Visir de Chamartín – que se aprovechan de una institución deportiva para cerrar negocios y para influir en la toma de decisiones al más alto nivel – garantiza prebendas y da un estatus de inmunidad, que ríansen ustedes de los privilegios de nuestros miles de aforados.
Por eso si estos días os cruzáis por las inmedaciones de Concha Espina con algún prohombre de la patria con la cara desencajada, no penséis que está preocupado porque todavía no ha recibido la llamada de Rajoy, sino que su desolación estará motivada porque no le ha llegado la confirmación de que formará parte del exclusivo y selecto club denominado por mi amigo @fiscalBernabeu como «el Canapé Power»… Y es que nada mejor para sellar los tejemanejes que se urden en el palco que brindar con una copa de Moët&Chandon acompañada de un canapé de salmon ahumado sobre confitura de grosellas recubierto con mascarpone y coronado con guinda. @Bajarlaalpasto