Recordando a Garrincha

«Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo, la pelota un bicho amaestrado, el partido, una invitación a la fiesta.» – Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo.

garrincha

Hace unos días, sin saber por qué, me acordé de Garrincha, un futbolista al que siempre admiré sin haberlo visto más que en algunas imágenes de mala calidad de la época y haber leído muchas historias sobre su vida. El crack brasileño – del que Eduardo Galeano en su libro ‘El fútbol a sol y sombra’ escribió «nunca hubo un puntero derecho como él» – formó parte de la que pasa por ser la mejor delantera de la historia del fútbol y que uno repite de carrerilla: Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Zagallo.

Ese día compartí en mis redes sociales un vídeo fantástico con algunas de sus jugadas, acompañadas de su historia contada y cantada por el cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa, y un post publicado en el blog ‘Fútbol-Táctico’ firmado por Héctor García, en el que se resume de forma muy amena su azarosa vida deportiva y personal.

El motivo de este post no es otro que recordar a uno de los mayores genios del planeta fútbol, y recomendaros a los muy futboleros que conozcáis y os acerquéis a la figura de Garrincha, porque como dice el maestro Galeano  cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo; la pelota, un bicho amaestrado; el partido, una invitación a la fiesta. @Bajarlaalpasto

 

Perdónanos, Paulinho

«La ignorancia es atrevida.» – Domingo Faustino Sarmiento, político, militar y escritor argentino del siglo XIX.

paulinho

Vivimos en un país en el que cualquiera presume de saber más de medicina que los médicos, de economía más que los economistas y, sobre todo, de fútbol mucho más – ¡pero mucho más! – que cualquier técnico. Es más, sólo os recuerdo que el subtítulo de este blog es «Si sé más de fútbol me muero»… así, hasta el fondo y sin anestesia 😉

En el caso concreto del fútbol, las barras de los bares y las redes sociales están llenas de expertos que pontifican sobre el deporte rey, despreciando las opiniones en contra y considerando unos ignorantes a los que osen rebatir sus sesudos análisis. Normalmente, esos predicadores futboleros no han pasado en su vida de haberle dado cuatro patadas a un bote y de haber ganado dos partidas al futbolín.

Este verano el barcelonismo se puso en pie de guerra cuando se empezó a rumorear que uno de los fichajes para esta temporada sería Paulinho, un internacional brasileño que jugaba en la liga china tras un triste paso por la Premier League. Críticas a la directiva, menosprecio a los técnicos y chistes y más chistes sobre quién carallo era ese tal Paulinho… a quien casi nadie había visto jugar.

Ahora, tras solo ocho jornadas de liga y tres de Champions, el centrocampista de la canarinha ha pasado en un tiempo record de ser ‘un tal Paulinho’ a ser tratado como Don José Paulo Bezerra Maciel Júnior. Y lo ha conseguido haciendo lo mejor que sabe hacer: jugando al fútbol y asumiendo su rol como componente de la clase media en un plantillón como tiene el FC Barcelona.

Paulinho no se ha criado en la Massía ni tiene ADN Barça. Pero juega un fútbol fácil, a uno o dos toques, abarca mucho campo, va bien a la presión, roba balones, interrumpe las transiciones del rival, libera a Busquets, llega al área desde la segunda línea y tiene remate a gol. En resumen, es un perfil de jugador que no tenía el equipo culé y que está aportando nuevas soluciones.

No venderá muchas camisetas, ni los niños se pelearán por ser Paulinho, pero seguro que poco a poco sus compañeros se sentirán más arropados con él sobre el terreno de juego. Además, es consciente de que con casi treinta años y prácticamente desahuciado en una liga menor – aunque seguía jugando con Brasil – le ha tocado la lotería fichando por uno de los trasatlánticos del fútbol mundial, y está demostrando que no va a dejar escapar este tren.

Ahora muchos nos hemos subido al carro de Paulinho, yo el primero; y por eso propongo que hagamos un ejercicio de autocrítica, le llevemos la contraria a la cita que encabeza este post y digamos: «Perdónamos, Paulinho, porque no sabíamos lo que decíamos… ni lo que tuiteábamos». @Bajarlaalpasto