La central lechera saca su peor versión para atacar a Gavi

«¡Oh miseria humana, a cuántas cosas te sometes por el dinero!» – Leonardo da Vinci, polímata italiano del Renacimiento.

Sin duda en un país normal, la irrupción de Gavi, un futbolista de 17 años, en el once titular del Barça y su posterior llamada para formar parte de la selección española que disputó la final-four de la Nations League sería una de las noticias deportivas más celebradas del año. Pero aquí no. Todo lo contrario. Su convocatoria por parte de Luis Enrique y posterior debut como titular ante Italia fue tildado por la caverna como ‘provocación’, y su inclusión en la alineación titular para disputarle el título a Francia se consideró como una declaración de guerra por parte del seleccionador quien, a juicio de esas cabezas podridas, solo pretendía dividir a la afición y alejar a los seguidores de la selección.

Lo cierto es que Gavi –insisto, un chaval de 17 años que tendría que estar en el instituto- se mostró ajeno a todas las críticas y se cascó dos partidazos contra Verrati y Pogba, para entendernos, frente a la campeona de Europa y la campeona del mundo, no desentonando en ningún momento, y siendo un factor determinante para que la selección española llevase el mando del juego en los dos partidos.

Pero la caverna ya había cobrado su presa y no la iba a soltar; y si con Luis Enrique no pueden, porque rueda de presan sí y rueda de prensa también les deja en ridículo, y con Koeman tampoco, porque el holandés ha decidido apostar por la masía, ahora han ido a por Gavi, ‘culpable’ de tener un talento innato para jugar al fútbol, y de querer agarrarse a la titularidad en el Barça y en la selección a base de buen juego y de darlo todo en el campo. Y, por supuesto, de ir al choque, meter la pierna y no achantarse.

Si bien es cierto que en todos los partidos comete dos o tres faltas, algunas de ellas evitables, que le han costado alguna tarjeta amarilla (hay que ver lo valientes que son los árbitros con los niños y cómo silban melodías mirando para otro lado ante auténticos guadañeros), resulta curioso como desde la Central Lechera han salido en tromba a acusarle de leñero y de jugador agresivo, cuando el club de sus amores ha dado cobijo desde hace décadas a auténticos carniceros, como De Felipe, Benito, Mino, Ruggieri, Rocha, Hierro, Sanchís, Pepe, Casemiro y el mismísimo Sergio Ramos, que comparte los curiosos récords de ser el jugador más expulsado de la historia de LaLiga, al mismo tiempo de ser el jugador al que más expulsiones le han perdonado. Y sería injusto olvidar en esta vergonzante relación a Zidane, tan gran jugador como sucio, quien tiene en su palmarés 14 rojas y el trofeo al jugador más expulsado en la historia de los mundiales.

Por eso resulta vomitivo que auténticos trompeteros de la (des)información se dediquen a atacar y a intentar desacreditar a un joven jugador porque va fuerte al balón, después de llevar años defendiendo el discurso de la intensidad y del echarle huevos. La diferencia es que Gavi tiene pinta de ser un futbolista en el que se van a mezclar lo talentoso con lo rocoso, y que irá alternando el guante con el garfio, la zapatilla con el zueco o el paso de ballet con el tackle según su inteligencia le marque lo que requieran las circunstancias del partido.

No soy muy de hacer comparaciones ni me gustan los rollos de estamos ante el nuevo Zutano o el sucesor de Perengano. Pero el otro día en una tertulia futbolera debatíamos sobre a quién se nos parecía Gavi y me mojé: creo que estamos ante un jugador tipo Deco que puede liderar el centro del campo del Barça y del fútbol español durante los próximos 12 o 15 años. Solo espero que se centre en su carrera y les calle la boca a los que pretenden desestabilizarle desde los estercoleros mediáticos. @Bajarlaalpasto1

Pepe se despidió del Real Madrid repartiendo patadones

Tras diez años repartiendo cera enfundado con la camiseta del Madrid, Pepe se ha despedido de la Casa Blanca de la misma forma en la que la ha defendido durante todas estas temporadas: dándole patadones a todo y a todos, empezando por el entrenador y acabando por el presidente.

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Hace unos años el central portugués se ganó un lugar en la historia del fútbol al protagonizar uno de los episodios más vergonzosos vividos en un campo, como fue el de patear a un compañero de profesión – el jugador del Getafe Casquero -, cuando se encontraba tendido sobre el césped. Ese mismo día, el Real Madrid emborronó un poco más su escudo al no expulsarlo del club.

Pero ya se sabe que para ser leyenda del madridismo es condición indispensable tener un compartimiento antideportivo; y así referentes del juego limpio y de la deportividad – como Del Bosque, Casillas o Raúl – han tenido que abandonar el club en silencio y por la puerta de atrás, mientras han elevado a los altares de esa pamema conocida pomposamente como el señorío a auténticos guadañeros desde De Felipe hasta Pepe, pasando por Benito, Rocha, Sanchís, Hierro, Xabi Alonso, Arbeloa o Sergio Ramos.

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Lo triste para Pepe ha tenido que ser abandonar el club merengue sin haber logrado su principal objetivo: pasar a la historia como el carnicero que lesionó Messi… y mira que lo intentó. De haberlo conseguido, seguro que el Visir de Chamartín le hubiese firmado un contrato vitalicio, y al retirarse como jugador pasaría a la fábrica de Valdebebas para educar en los valores del madridismo a las nuevas generaciones.

Seguro que si el ya excentral merengón Pepe hubiese acabado con la carrera deportiva de D10S, en el minuto 3 de los partidos que se jugasen en el Franco Arena se cantaría «¡Pepe Pepe Pepe, Pepe es el jefe», de la misma forma que desde hace años se canta en el minuto 7 «Illa illa illa, Juanito maravilla», en recuerdo del jugador que pisoteo la cabeza de Matthaus en Munich.

Lo cierto es que para la competición española es una gran noticia la marcha de pseudojugadores que tienen como único objetivo darle patadas a todo lo que se mueve… excepto al balón. Por eso digo alto y claro «Hasta nunca, Pepe». @Bajarlaalpasto