Semifinales Champions: el camino hacia Wembley

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El sorteo celebrado en la localidad suiza de Nyon nos ha dejado una doble confrontación entre equipos españoles y alemanes, emparejándose por un lado los líderes destacados de sus ligas, y por el otro los que ocupan las segundas posiciones a unas distancias más que considerables. Actualmente son, sin ninguna duda, los cuatro mejores equipos del continente quienes, además, estarán dispuestos a hacer un último esfuerzo por clasificarse para la gran final que se disputará en Wembley del día 25 de mayo.

Así la primera semifinal enfrentará al Bayern y al Barça, en lo que se ha considerado la final anticipada. El equipo bávaro, finalista de la última edición, intentará llegar a Wembley a costa del equipo culé, que acaba de establecer un nuevo record al clasificarse para jugar su sexta semifinal consecutiva de Champions League. El duelo se presenta apasionante y seguro que se decidirá por pequeños detalles, como el acierto de Messi, el control de Xavi e Iniesta, el rodillo de Schweinsteiger o la verticalidad de Ribery. Tanto Heynckes como Vilanova, dos entrenadores de marcado carácter ofensivo, intentarán que sus equipos impongan su estilo por lo que seguro que disfrutaremos de dos partidos abiertos y con muchas ocasiones de gol.

Por el otro lado, Borussia Dortmund y Real Madrid reeditarán los duelos de la fase de grupos, en los que los alemanes demostraron que están preparados para plantar cara al equipo merengue. El Borussia jugará la carta de la tranquilidad ya que no están obligados a ganar el título, mientras que la eliminación del Real Madrid podría producir un tsunami en la Casa Blanca. El equipo de Jürgen Kloop cuenta con un temible tridente ofensivo, formado por Göetze, Reus y Lewandowski, mientras que Mourinho volverá a plantear unos partidos ásperos, esperando dar la estocada en alguna combinación entre Xabi Alonso, Özil y Cristiano.

Así es que, forofos del Barça y del Real Madrid y futboleros en general, no hagan planes para los días 23, 24 y 30 de abril y 1 de mayo porque tienen una cita obligatoria con el mejor fútbol de mundo.

Y el Chelsea consiguió su Champions League…

Tras muchos años intentándolo y gracias a la sangría de millones de libras que año tras año le ha ido inyectando su propietario, el multimillonario ruso Roman Abramovich, el Chelsea ha conseguido proclamarse campeón de la Champions League, la competición futbolística por equipos más prestigiosa a nivel mundial.

El equipo londinense comenzó el torneo encuadrado en el grupo E de la fase de grupos, con Bayer Leverkusen, Valencia y Genk, demostrando ya desde el primer partido que iba a convertir su campo de Stanford Bridge en factor determinante para ir avanzando en la competición. Así en esta primera fase se clasificó como primero de grupo, tras ganar sus tres partidos en casa, y empatar dos y perder uno como visitante.

Una vez en las eliminatorias se deshizo en octavos de final del Nápoles, remontando en casa y en la prórroga el 3-1 en contra cosechado en tierras italianas; en cuartos supero al Benfica derrotándole en dos partidos muy ajustados; y en semifinales se impuso al Barça con una increíble victoria por 1-0 en Stanford Bridge y un inmerecido empate a dos conseguido en el Camp Nou.

Además, mediada la temporada el entrenador Vilas Boas fue destituido debido, principalmente, a los malos resultados que estaba teniendo en la PremierLeague. Su sustituto, el exjugador del equipo blue  Di Matteo, devolvió el protagonismo a la vieja guardia (Terry, Lampard, Drogba), armó un equipo defensivo basado en el músculo y dejó como único recurso ofensivo la inspiración de un Drogba que jugó un último tramo de competición sencillamente espectacular.

En la final se encontró con un Bayern de Munich muy crecido, tanto por su condición de local como por haber eliminado en semifinales a un Real Madrid construido, como el Chelsea, a golpe de talonario. El partido disputado en el impresionante Allianz Arena no fue digno de una finalísima de la Champions, a no ser únicamente por la emoción del resultado; pero el juego fue pobre y ramplón, motivado una vez más porque Di Matteo atrincheró a su equipo muy atrás, dejándole todo el campo a los alemanes, para atravesar en contadas ocasiones el centro del campo.

Pero la inspiración de Cech y la pegada de Drogba fueron argumentos suficientes para jugarse el título en la lotería de los penaltis, en donde el portero checo volvió a demostrar, como ya había hecho ante Messi en semifinales y ante Robben en la prórroga de la final, que tiene una intuición especial, ya que adivinó por donde iban todos los lanzamientos de los discípulos de Heynckes.

En el deporte en general y en el fútbol en particular es una pérdida de tiempo hablar de justicia o injusticia. El resultado que vale es el que se da en el terrero de juego, y ahí los blues demostraron que se puede ser campeón con un fútbol rácano y aburrido. A todo amante del fútbol le produce sonrojo ver como Drogba acabó en el Camp Nou jugando como lateral izquierdo o como Torres se situó pegado a su lateral derecho en los minutos que jugó de la final. Es más, a pesar de haber conseguido tan ansiado título, parece que las horas de Di Matteo en Stanford Bridge están contadas.

Pero es cierto que para que un equipo pueda jugar así, tiene que tener enfrente a un rival que ofrezca otro estilo y que quiera el balón y atacar. Porque ¿quién se atreve a responde a la pregunta: alguien pagaría por ver un partido en el que los dos equipos jugasen como el Chelsea? Esperamos vuestros comentarios.