Todos jugamos a ser Luis Enrique

«Soy el mejor entrenador que hay en la faz de la tierra.» – Luis Enrique, seleccionador español.

Desde siempre a todo el mundo lo que más le gusta y de lo que más presume es de lo que tiene más cerca. Así la iglesia más bonita, la plaza más acogedora, la playa más limpia y los bares con más ambiente siempre son los que tenemos al lado de nuestra casa (y, aunque no sea cierto, lo defenderemos con vehemencia ante la gente de fuera). Por supuesto, la tortilla de nuestra abuela es la más rica y las fiestas de nuestro pueblo son las más divertidas. Incluso, en ese afán desmedido por proclamar lo de uno, hay quien ha llegado a afirmar que “nadie tira a una cabra desde un campanario con tanto arte como nosotros”.

Perich, el gran escritor y humorista gráfico catalán, argumentaba esta teoría de “nada como lo nuestro” contando la siguiente historia: “Cuando voy a la playa y un niño me tira arena no me hace ni pizca de gracia; por el contrario, cuando mi hija le tira arena a otros señores me parece muy divertido. Esto demuestra que mi hija tira la arena con más gracia que los otros niños”. Deducción tan lógica como desternillante.

Si este pensamiento lo trasladamos al mundo del fútbol, podemos comprobar que, en cualquier campo de España, cuando un jugador hace un control de balón sin caerse al suelo, o regatea a un rival aunque sea dándole con las canillas, es más que probable que al domingo siguiente haya alguna pancarta en el estadio exigiendo “Zutanito selección”.

Sin duda es una suerte tener al frente de la selección a un entrenador con experiencia y son sapiencia futbolística como Luis Enrique, que no se casa con nadie a la hora de hacer las convocatorias y que ha conseguido que la selección española no sea un cortijo, mangoneada por grupos mediáticos de presión al servicio de intereses espurios. Y es que, si en vez del asturiano estuviese algún paniaguado de los banquillos, seguro que a Qatar irían desde el tal Nacho hasta Ceballos, pasando por Cafucas Vázquez y – ¡por qué no! – Vallejonbauer.

Además nuestro seleccionador es capaz de abstraerse a los comentarios y sugerencias que le lanzan desde cualquier punto de nuestra geografía, porque, de hacerles caso, nos presentaríamos en el Mundial con un once que bien podría ser este: Edgar Badía; Nacho Vidal, Mingueza, Fali, Jaume Costa; Isi Palazón, Melero, Sergi Darder, Joan Jordán; Chimy Ávila, Hugo Duro.

Que sí, que entiendo que os estéis partiendo de risa porque lo que acabo de hacer no es más que eso, un chiste futbolero. @Bajarlaalpasto

 

La columpiada del tal González Fuertes en Balaídos

«El que hace trampa es porque no tiene el coraje para ser honesto.» – Mario Benedetti, escritor y periodista uruguayo.

El pasado sábado 2 de abril Balaídos tuvo el dudoso honor de ser el escenario de uno de los arbitrajes más delirantes de esta temporada, y mira que hay dónde elegir. Pero el protagonizado por el inclasificable González Fuertes se ha ganado un puesto de honor y es serio candidato a ganar el premio al «chufletero del año».

Y es que pitar tres penaltis a favor del mismo equipo  y que, casualmente, el beneficiado haya sido el Real Madrid – conocido popularmente como ‘el equipo del régimen’, independientemente del que sea – solo está al alcance de alguien como el tal González Fuertes, un tipo que ha hecho del soplapollismo su forma de vida. Y es que sino resulta difícil entender cómo fue capaz de pitar tres penaltis que, siendo benévolos, fueron más que dudosos, a no ser que hubiese recibido instrucciones claras y concisas de la autoridad competente.

Porque lanzo una pregunta: si el soplapitos en cuestión no hubiese señalado ninguno de los tres, ¿habría recibido tres bocinazos desde el VAR para que fuese a verlos? Pues seguro que no, porque esa herramienta, que ya sabíamos que tampoco iba a ser la purga de Benito, no está diseñada para intervenir ante desmayos, lipotimias, saltos de trampolín o disparos producidos por un francotirador desde la grada.

Lo triste para el tal González Fuertes es que a lo máximo a lo que puede aspirar tras su indigna actuación es a que Su Florentineza se acuerde de él si algún año vuelve a organizar el trofeo Santiago Bernabéu (algo que le apetece entre poco y nada), porque las plazas para ir al Mundial de Qatar se las disputarán los árbitros de cámara del madridismo con unas carreras más consolidadas. Y es que ya sabemos que Florentino podrá fichar a Mbappé, a Haaland, a un tal Touchameni o al lucero del alba, pero al final depende de contentar a esa patulea. @Bajarlaalpasto

Luis Enrique cumple, la caverna regurgita

«El éxito llega para todos aquellos que están ocupados buscándolo.» – Henry Thoreau, escritor y filósofo estadounidense.

Domingo por la noche. La selección española derrota a Suecia, en la Cartuja se celebra a lo grande, el fútbol español estará presente en la Copa del Mundo que se celebrará en Qatar dentro de un año y los pesebreros que (des)informan desde sus estercoleros mediáticos tienen que mostrar una alegría fingida y esperar a mejor ocasión para pedir la cabeza de Luis Enrique.

Tras una fase clasificatoria impecable – 6 victorias, 1 empate y 1 derrota – el seleccionador asturiano ha demostrado que estaba en el buen camino, iniciado con una espectacular Eurocopa, continuado por una impactante fase final de Nations League y rematado con una clasificación para el Mundial por la puerta grande. Todo ello apoyándose en un grupo cada vez más numeroso de futbolistas que han ido entrando y saliendo de las convocatorias, pero que han demostrado una implicación y una fidelidad inquebrantable a la idea propuesta por Luis Enrique, aceptando todos ellos su papel, más o menos trascendente.

Y es que uno de los principales méritos del seleccionador es haber formado un equipo que más se parece a un club que a una selección, en el que el líder da órdenes desde la banda y antes y después se sienta ante los medios para asumir toda la presión. Porque vivimos en el país en el que hay más entrenadores de fútbol por metro cuadrado del mundo – al igual que médicos, economistas, virólogos y, últimamente, hasta vulcanólogos -, en el que muchos se creen que la clasificación para ir a un mundial la regalan en una tómbola, cuando lo cierto es que desde 1978 solo cuatro selecciones (Brasil, Argentina, Alemania y España) han conseguido estar en todas las fases finales.

Y todo ello teniendo en contra al aparataje mediático españoleiro que, convocatoria sí y convocatoria también, se dedicaron a enfangar el trabajo de Luis Enrique, criticando las presencias y lamentando las ausencias de jugadores afines a sus intereses. Porque la caverna nunca descansa, y empezaron atizándole por la lista para la Eurocopa, desprestigiaron el papel en la Nations League y acabaron atacando a Gavi, un chaval de 17 años cuyo pecado es haber irrumpido en el fútbol español con un desparpajo impropio de su edad.

Por eso resultó patético ver como el pasado domingo, después de confirmarse la presencia de España en Qatar, muchos de los periodistas que llevaban meses esperando el fracaso de Luis Enrique, publicaban mensajes en sus redes sociales celebrando la clasificación de una manera forzada, por lo que tuiteé que «He visto gente entrando en un quirófano que transmitía más alegría que estos pesebreros», ilustrado con estos tres tuits:

 

 

 

 

Para afrontar el mundial de la mejor forma posible, sería deseable que de aquí a un año el fútbol español se sacudiese sus complejos, aparcase los antis, saliese de sus trincheras y se uniese en torno a la figura del seleccionador y de sus elegidos. Pero como ya tengo cierta edad y me he papado todos esos mundiales desde 1978, me temo que mi deseo acabará en el cubo de la basura, y que a Luis Enrique le darán más palos que a una estera y sufrirá el llamado fuego amigo, tal y como les ocurrió en otras citas mundialistas a Kubala, Santamaría, Clemente o Luis Aragonés.

Ahora bien, como al bueno de Lucho le dé en Qatar por sacar a pasear su gran rabo asturiano (perdón, no es una ordinariez, sino una licencia literaria) y España levante la Copa, todos esos mismos paniaguados se unirán a la fiesta, meterán sus lorzas en una camiseta roja, ondearán una bandera y cantarán a voz en grito el porompompero, ¡no lo dudéis! @Bajarlaalpasto1

Luces y sombras en el regreso de Dani Alves al Barça

«Llevo a mis hijos a todas partes, pero siempre encuentran su camino de regreso a casa.» – Robert Orben, escritor norteamericano.

Dani Alves podía haber anunciado su vuelta al FC Barcelona utilizando las mismas palabras que pronunció Josep Tarradellas cuando volvió del exilio tras la muerte de Franco y al inicio de la transición con Adolfo Suárez: «Ja sóc aquí». Es cierto que el molt honorable president se pasó 38 años en el exilio y el lateral brasileño ‘solo’ cinco, pero es que, según él mismo ha confesado en sus redes sociales, le han parecido una eternidad.

Tras la sorpresa y las dudas iniciales, el regreso de Alves al Camp Nou ha sido celebrado mayoritariamente por la afición culé, aunque también ha habido voces discordantes, lo cual es bueno siempre que el debate se plantee en términos constructivos y no, como suele ocurrir históricamente en nuestro querido Barça, para atacar al que piensa distinto.

Nadie pone en duda que Dani Alves es un jugadorazo, con un currículum deportivo espectacular y que a su carácter ganador, suma un carisma que pocos poseen. Y seguro que para Xavi esas cualidades han pesado más en la balanza, antes que la edad, el que lleve meses sin competir y que hasta enero, con la apertura de un nuevo mercado, no pueda jugar con el equipo.

Del otro lado, hay quienes critican precisamente que, cuando se esperaba que la anunciada revolución de Laporta comenzase por agradecerles los servicios prestados y enseñarles la puerta de salida a las vacas sagradas, ahora se traiga de vuelta al que será el jugador más veterano de la plantilla, con lo que queda demostrado que el manido discurso simplista de que los fichajes cierran el paso a los canteranos se utiliza siempre a favor de obra.

Porque la pregunta es obligatoria y es ¿qué habría pasado si Bartomeu y Koeman hubiesen fichado a un jugador semirretirado, cerca de entrar en la cuarentena, para jugar por delante de Dest (21) o Mingueza (22)? Pues que no les llegaría la Diagonal para salir por piernas y, cuando los cogiesen, una turba de tuiteros descontrolados pedirían que los colgasen por los dedos gordos de los pinreles desde el punto más alto de la Sagrada Familia.

Lo curioso es que el sustituto de Dani Alves en la banda derecha de Barça, después de cinco años y tras haber pasado por el puesto Douglas, Aleix Vidal, Sergi Roberto, Wagué, Semedo, Dest, Emerson y Mingueza, vuelva a ser el propio Dani Alves y que eso genere una ilusión desbordada en el club. Y es que como bien tuiteó @vonmarius1899 «Que la vuelta de Alves haga que la gente suba fotos de éxitos futbolísticos ¡de hace un decenio o más! es señal de que emocionalmente, afición y club aún viven de recuerdos, y de ahí no salen. Y lo que es peor, eso durará. Nos hemos instalado en una nostalgia enfermiza e insana». Para pensar y analizar.

También es cierto que la llegada del lateral brasileño ha generado reacciones de falsa alegría en la caverna, como queriendo demostrar una jocosidad fingida, conscientes de que ha vuelto una de sus mayores pesadillas de este siglo. Como recuerda @MisterCruyff14 «Dani Alves desde que es profesional ha ganado el doble de títulos oficiales que el Madrid (46 a 23)». Y, puestos a hacer chistes, me quedo con esta genialidad de @shiequitito «Oye, que se están riendo del fichaje de Alves cuando en su equipo tienen ex jugadores con obesidad mórbida como Isco, Marcelo y Hazard».

Al final, como siempre, el acierto o no del regreso de Alves al Barça lo marcará su adaptación al juego del equipo que implante Xavi, su jerarquía y disponibilidad para guiar a los jóvenes y su incidencia sobre el césped. Lo que está claro es que no viene de vacaciones porque dentro de poco más de un año se disputará la Copa del Mundo en Qatar, a la que quiere acudir con la canariha para poner el broche final a su carrera con el único título que le falta, el de campeón del mundo. Y conociendo al personaje, ¿alguien apostará a que no lo consigue? Yo tampoco. @Bajarlaalpasto1