Luis Enrique vuelve a retratar al nazionalmadridismo

“Convicciones fuertes preceden a las grandes acciones.” – James Freeman Clarke, teólogo estadounidense.

Desde la pasada Eurocopa en la que la selección española firmó una gran actuación llegando a semifinales, donde fue eliminada injustamente por la Italia que se proclamaría campeona, cuando el seleccionador nacional Luis Enrique anuncia una nueva convocatoria, gran parte del fútbol español – desde pesebreros que manchan la profesión de periodista desde sus estercoleros mediáticos hasta aficionados que en su vida le han dado un puntapié a un bote, pasando por una cohorte de tuiteros que utilizan las redes sociales para dar rienda suelta a sus frustraciones – se pone en pie de guerra para criticar la lista, muchas veces antes de leerla completa y ya no digamos de analizarla.

Y es que ese grupo, capitaneado por la facción más radical del madridismo, como es el nazionalmadridismo, formado por los merengones más rancios, con olor a naftalina y llenos de caspa, se cree que sigue siendo el propietario de la selección, como sucedía en las épocas históricas más tristes y desoladoras del combinado nacional, y su sueño húmedo es tener al frente de la misma a un meapilas a quien pastorear para que la roja no sea nada más que una sucursal de la cochiquera del Bernabéu. El ejemplo más cercano es el de Lopetegui, a quien el convocar a los suplentes del Real Madrid le sirvió para que Florentino Pérez entrase a degüello en el vestuario de la selección en vísperas del inicio del Mundial de Rusia’18 para llevárselo con malas artes.

Pero con Luis Enrique, como diría un sabio popular, “van de cachas, cuesta arriba y con el viento en contra”, porque como diría otro castizo al asturiano las críticas “se la trae floja, oscilante y pendulona”, por lo que se siente libre para llamar – o no –  a quien considere oportuno.

Además, los resultados le están dando la razón. Y así, desde 2012 la selección española había dejado de ser un referente  en el panorama internacional, firmando ridículo tras ridículo, hasta que llegó Luis Enrique y la llevó a unas semifinales de Eurocopa y a la final four de la Nations League. Pero la miseria de sus críticos llega hasta el punto de que, en vez de reconocérselo, aseguran que se podría haber ganado la Euro si hubiese alistado a otro lateral derecho, al cuarto central del Real Madrid, a un centrocampista del Betis y al delantero del Celta, como si estuviésemos hablando de Cafú, Baressi, Neeskens y Batistuta.

Ahora el drama es que convoca a Gavi, como antes a Pedri, en vez de a Brahim Díaz. Y es que cómo estará un tal Nacho para que el nazionalmadridismo ya ni reclame su presencia en el puesto de Eric García o Laporte. Porque la pamema que organizaron con Sergio Ramos mejor no recordarla. Por cierto, un dato importante es que en el último partido de Champions, en el que el Madrid firmó un ridículo internacional frente al, ahora no recuerdo bien el nombre, el Bayern de Sheriff o el Sheriff City moldavo, Carleto acabó el partido con un once formado por 1 belga, 1 austríaco, 1 croata, 1 uruguayo, 1 alemán, 1 serbio, 2 franceses y 3 brasileños… vamos, que los que reparten carnets de españoles buenos y malos tienen la cara más dura que todo el cemento utilizado en la reforma del Alibabá Stadium, para acusar al seleccionador de antimadridista por no convocar a ningún jugador merengue.

Y es que en fondo son unos cachondos y lo que no quieren para ellos, lo quieren para los demás. Pero si a Rubiales no le tiembla el pulso y sigue aguantando las muchas presiones que está teniendo, los nazionalmadridistas van a seguir teniendo ese escozor en el ojete que les provoca cada victoria que consigue la selección con Luis Enrique al frente. @Bajarlaalpasto1

Piqué: ‘Es lo que hay’… y una mierda

«El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.” –  Aristóteles, filósofo griego.

Comienzo con una aclaración, innecesaria para mis fieles y pacientes seguidores-lectores, por si hay algún despistado o alguna nueva incorporación: tanto en este blog como en la cuenta de Twitter @Bajarlaalpasto1 siempre he sido un gran defensor y un gran admirador de Gerard Piqué, al que le he dedicado varios posts. Y siempre he dicho que es [era] el mejor central del mundo… pero solo cuando le sale [salía] de las bolas.

Dicho esto, lo cierto es que desde 2017 – ¡ya cinco años!!! – Piqué aparece retratado en los ocho resultados más vergonzosos sufridos por el Barça en Champions durante este tiempo, siempre acompañado por Sergi Roberto, Jordi Alba, Busquets y Ter Stegen (sí, también Ter Stegen, ya sé que para muchos está mal recordarlo, pero la hemeroteca es así de caprichosa).

No seré yo quien dude de la profesionalidad del central, pero lo que sí es cierto, y aquí la hemeroteca vuelve a ser caprichosa, es que en los últimos años el fútbol no ha sido su única prioridad, diversificando sus actividades, principalmente a través de la empresa Kosmos, organizando el nuevo formato de la Copa Davis, representando a tenistas como Thiem o participando en proyectos futbolísticos como el FC Andorra, al mismo tiempo que arrasa en sus incursiones en el mundo de la comunicación, tanto a nivel personal con sus redes sociales como con su alianza con Ibai Llanos, tras haber comprado los derechos de la última Copa América y el debut de Messi con el PSG, o el nuevo proyecto que van a compartir en eSports. Y para todo eso se necesita tiempo, dedicación y concentración.

Recordamos que tras la vergonzosa derrota en Champions por 2-8 en Lisboa ante el Bayern, Piqué había declarado que «nadie es imprescindible, yo soy el primero que me ofrezco, si tiene que venir sangre nueva y cambiar esta dinámica soy el primero en irme, en dejarlo, porque creo que hemos tocado fondo”, añadiendo que “no competimos en Europa, llevamos unos años así, independientemente de quién sea el entrenador o de los jugadores que sean. En LaLiga nos daba, pero tampoco nos da.”

Pues bien, ha pasado más de un año y, centrándonos en la situación deportiva de Piqué en el Barça, el jugador sigue formando parte de la plantilla de la cual es el capitán y se ha vendido como un gran servicio al club una rebaja salarial que, en términos reales, ha sido diferirse el pago de su ficha a cambio de asegurarse una temporada más (hasta el 2024). Y, lo que resulta más triste, parece que a nivel futbolístico no está capacitado para  desempeñar el que tendría que ser su último gran servicio al club, como era el de apadrinar a Araújo y Eric García y que creciesen y se asentasen a su lado.

Así es que, y por mucho que me duela decirlo, Piqué no ha dado un paso a un lado ni, mucho menos, un paso al frente. Lo que sí da, y cada vez más, son pasos atrás sobre el terreno de juego, reculando para que no se le vean las costuras y metiendo al equipo a defender en su área, en vez de sacar la línea y hacer un bloque más junto, más compacto y más dominador.

Y está muy bien que tras una derrota dolorosa no se esconda y dé la cara. Pero lo que no es de recibo es que en septiembre, con solo tres jornadas de Liga y una de Champions disputadas, diga con cara lánguida: “es lo que hay, ahora somos lo que somos”, y transmita ese mensaje derrotista, como queriendo decir que con veteranos acomodados, fichajes de la clase media y jóvenes barbilampiños la temporada se nos va a hacer los culés más larga que el viaje de Marco para encontrar a su buena mamá… y eso que este serial lacrimógeno tuvo un final feliz. @Bajarlaalpasto1

Adiós ‘Pachangas League’; hola Liga y Champions

«Cuando lo superficial me cansa, me cansa tanto, que para descansar necesito un abismo.» –  Antonio Porchia, poeta italoargentino.

Por fin, tras el parón forzoso para que las selecciones jugasen dos o tres bolos más o menos oficiales, este fin de semana vuelven las ligas, sin duda las competiciones que más interesan a los aficionados. En estas dos semanas, algunos combinados nacionales se dedicaron a iniciar la búsqueda de la clasificación para el próximo Mundial y otros jugaron pachangas revestidas de oficialidad bajo el pomposo nombre de ‘Nations League’.

El resumen es el de siempre: viajes kilométricos de los jugadores sudamericanos que, sin apenas descanso, volverán a la disciplina de los clubes que les pagan y muchos de ellos no estarán en condiciones de jugar; y decenas de partidos intrascendentes en los campos europeos, con riesgo de lesiones para sus protagonistas.

Por lo que respeta a la selección española de Luis Enrique, destacar que el seleccionador triunfó más en las ruedas de prensa que con su equipo sobre el pasto, que De Gea volvió a cantar, que Sergio Ramos sigue a su rollo a la búsqueda de engordar sus estadísticas personales, que una joven promesa como Busquets acumuló minutos sin necesidad, que la plaza de goleador sigue vacante y que la prensa encumbró hasta el absurdo a Adama Traoré y le atizó los primeros palos a Ansu Fati, un niño de 17 años, del que ya han dicho que no estuvo.

En cuanto al resto de selecciones todo se evaluó en clave caverna: Por un lado, se ensalzaron las actuaciones de los próximos fichajes del Real Madrid, como Mbappé, Camavinga o Haaland, pendientes de unos flecos en las negociaciones para ser presentados en el palco del Bernabéu poniendo a todo volumen el Nessum Dorma; y, por otro, se inventaron una falsa polémica con Griezmann como coprotagonista, y se ningunearon el resto de actuaciones de los internacionales culés.

En resumen, nada nuevo… hasta el próximo parón, que serán dentro de un mes. Mientras tanto, a disfrutar de las competiciones domésticas y del inicio de la Champions League, porque ya hace tiempo que el fútbol de clubes despierta mucha más expectación que el de las selecciones. @Bajarlaalpasto1

 

Recordando a Le Tissier

«Disfruté de lo único que se me daba bien, jugar al fútbol y beber cerveza.» – Matt Le Tissier, futbolista británico.

Acabo de leer que es el cumpleaños de Matt Le Tissier (ya 52 castañas, ¡cómo se nos escapa el tiempo), sin duda uno de los futbolistas más talentosos que ha habitado el planeta fútboly uno de los pocos que optó por desarrollar su carrera profesional en su equipo de toda la vida, rechazando ofertas multimillonarias de los grandes clubes británicos y de más de uno de fuera de las Islas, como la Juve o el Mónaco, justificándolo con afirmaciones como “jugar en los mejores clubes es un bonito reto, pero hay un reto mucho más difícil. Jugar contra ellos y ganarles. Yo me dedico a eso.»

Y es que el bueno de Matt fue el último de los románticos del balón, un jugador que llegó a declarar que «pude cambiar de camiseta muchas veces, pero no tengo remordimientos. Dicen que soy un romántico, pero los que dicen eso no ven la cara de los niños de esta ciudad, que son felices cuando me piden autógrafos.»

Para recordar lo que fue su carrera luciendo el ‘7’ del Southampton, un club pequeño de una ciudad del sur de Inglaterra, nada mejor que volver a leer el artículo «En el país de Dios, Le Tissier», firmado por Rubén Uría. Y para acabar de entender porqué en su club de toda la vida le bautizaron como ‘Le God’ (el Dios) nada mejor que ver sus goles y sus jugadas de fantasía.

Para quien quiera conocer más en profundidad a Le God, nada mejor que ponerse cómodos y ver sin pestañear «La historia de Matt Le Tissier» : parte I y parte II

En este mundo del fútbol, cada vez más mercantilizado y entregado a espurios intereses económicos por encima de los deportivos, de vez en cuando hay que pararse y disfrutar de locos maravillosos, como Garrincha o Le Tissier, futbolistas que solo rindieron pleitesía al balón y a los aficionados. @Bajarlaalpasto1

 

 

(Puto) coronavirus, que nos has echado de los estadios

«No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie.» – Eduardo Galeano, periodista y escritor (y futbolero) uruguayo.

Signal Iduna Park

Parafraseando a El Perich se podría decir que el fútbol sin aficionados es como un beso sin sal o un huevo sin bigote. Algo insulso. Y es que con la cita con la que encabezo este post, el maestro Galeano lo que nos viene a confirmar es que un estadio vacío tiene memoria y está lleno de historias y de recuerdos, que es algo muy distinto a interpretar que es lo mismo jugar ante unas gradas vacías que ante un graderío a reventar de aficionados.

Esta dichosa pandemia que llegó a nuestras vidas oficialmente a mediados del mes de marzo lo ha cambiado todo. Dejando claro que lo principal son las dramáticas consecuencias sanitarias que provocó el bicho, lo cierto es que ya nada es igual a principios de año, y que todos, en mayor o menor medida, somos víctimas de una crisis económica, laboral y social sin fecha de caducidad. Por el tema que aquí nos ocupa, el mundo del fútbol también se ha visto afectado de lleno y ha tenido que ir adaptándose a las nuevas circunstancias.

Pero, desde que se reanudaron las competiciones con la prohibición de presencia de público en los estadios, no acabamos de acostumbrarnos a contemplar el paisaje desolador de las gradas vacías de templos del fútbol europeo como Anfield, el Camp Nou o el Signal Iduna Park que, por motivos distintos, nos recuerdan a Balaídos, Cornellá o el Coliseum del Getafe, donde es habitual que haya eco por la ausencia de aficionados.

Es cierto que resulta curioso cuando no indignante que, mientras en otros espectáculos sí que se ha regulado y consentido la presencia de público (por supuesto, con reducciones drásticas de aforos) o este verano se han buscado soluciones para que se pudiese acceder a las playas, el planeta fútbol siga siendo incapaz de gestionar la apertura de sus gradas, tomando medidas como regular y programar entradas y salidas con horarios estrictos, establecer un sistema de cuotas rotatorio entre los socios que lo demanden, fortalecer las medidas de seguridad (personal, tornos, cámaras, control de temperatura…), así como ser implacables en la obligatoriedad del cumplimiento de otras medidas ya habituales en nuestro día a día, como mantener la distancia de seguridad y la obligatoriedad del uso de las mascarillas.

Los malpensados insinúan que el fútbol español se planteará la vuelta de los partidos con público cuando Florentino Pérez finalice la obra faraónica de la cubierta retráctil que cubrirá las gradas del Bernabéu, para que sus aficionados puedan ir a comer su bolsa de pipas sin mojarse ni pasar frío. No sabemos cuánto hay de cierto en esta teoría o si no pasa de ser un chascarrillo; pero sí que es verdad que, como dijo alguien en alguna ocasión, «el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes», por lo que la presencia de aficionados en los estadios sería una señal de que, con responsabilidad, podemos ir recuperando nuestras vidas. @Bajarlalpasto1

@Bajarlaalpasto en MARCA

El anuncio realizado ayer por la CONMENBOL de que el segundo partido de la final de la Copa Libertadores que tienen que disputar River y Boca se jugará el próximo 9 de diciembre en el estadio Santiago Bernabéu revolucionó la redes sociales, y en pocos minutos al asunto se convirtió en trending topic.

Desde la cuenta de Twitter de este blog se publicaron varios tuits opinando sobre el tema y al final del día el diario MARCA recogió en su edición digital «los mejores memes», que se pueden leer aquí, seleccionando éste de @Bajarlaalpasto.

Recordando a Garrincha

«Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo, la pelota un bicho amaestrado, el partido, una invitación a la fiesta.» – Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo.

garrincha

Hace unos días, sin saber por qué, me acordé de Garrincha, un futbolista al que siempre admiré sin haberlo visto más que en algunas imágenes de mala calidad de la época y haber leído muchas historias sobre su vida. El crack brasileño – del que Eduardo Galeano en su libro ‘El fútbol a sol y sombra’ escribió «nunca hubo un puntero derecho como él» – formó parte de la que pasa por ser la mejor delantera de la historia del fútbol y que uno repite de carrerilla: Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Zagallo.

Ese día compartí en mis redes sociales un vídeo fantástico con algunas de sus jugadas, acompañadas de su historia contada y cantada por el cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa, y un post publicado en el blog ‘Fútbol-Táctico’ firmado por Héctor García, en el que se resume de forma muy amena su azarosa vida deportiva y personal.

El motivo de este post no es otro que recordar a uno de los mayores genios del planeta fútbol, y recomendaros a los muy futboleros que conozcáis y os acerquéis a la figura de Garrincha, porque como dice el maestro Galeano  cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo; la pelota, un bicho amaestrado; el partido, una invitación a la fiesta. @Bajarlaalpasto

 

Las plañideras de Cristiano Ronaldo

«Soy de un tiempo en el cual hacer el ridículo era algo que se evitaba, ahora es un objetivo a alcanzar». – Rosana Hermann, escritora brasileña.

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Después de nueve años en los que la caverna, siguiendo las consignas de su amo Florentino Pérez, no paró de ensalzar y de proteger a Cristiano Ronaldo hasta el vómito, la espantada protagonizada este verano por la vedette de Madeira ha provocado que muchos de esos palanganeros -no todos- se olviden de todas las mamarrachadas que han escrito o dicho en sus prostíbulos mediáticos.

Por eso muchos de los gusanos de la (des)información que viven de ejercer un periodismo deportivo nauseabundo, que justificaron todas las agresiones protagonizadas por el niño bonito del madridismo y que no dudaron en promover campañas vergonzantes como la de las caretas para mayor gloria del achuchabalones, ahora miran para otro lado y silban melodías aunque sus carreras ya han quedado emponzoñadas para siempre, y seguirán viviendo de hacer el gilipollas mientras Florentino no se aburra de juguetear con el Madrid, su juguetito preferido, se marche para su casa y tengan que sellar esos estercoleros que rezuman purín en los que dan rienda suelta a sus barrabasadas.

manu_sainz

Dentro del grupo de fieles a Míster Portugal destacan Edu Aguirre y Manu Saínz, dos palanganeros que se disputan el dudoso honor de ver quien es más genuflexo ante su amo . Estos dos botarates sin el más mínimo sentido del decoro lo mismo van a desearle suerte al portugués antes de jugar contra España en el Mundial, que viajan hasta Turín a limpiarle los mocos a su hijo mayor, o siguen defendiendo sus agresiones, como la última protagonizada hace dos días en el partido de Champions que la Juventus disputó en Mestalla y que acabó con Ronaldo (el malo) gimoteando camino del vestuario.

Y es que da igual. Cuando uno decide convertirse en felpudo es que ha aceptado aparcar la dignidad y que lo pisoteen. No sé qué ven por las mañanas estas dos plañideras cuando se ponen delante del espejo, pero debe compensarles cuando van al cajero y comprueban el saldo de sus cuentas corrientes. @Bajarlaalpasto

 

Florentino Pérez y Lopetegui se burlan de la selección

lopetegui_florentino

Que el todopoderoso mandamás del Real Madrid está acostumbrado a hacer lo que le da gana sin respetar ningún código ético -escrito o no escrito- no sorprende a nadie que conozca un poco su trayectoria. De formación académica Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos -aunque en la profesión es más conocido por pisar moqueta que por mancharse los zapatos de barro en una obra-, hace años flirteó con la política, siendo concejal del Ayuntamiento de Madrid con UCD, para posteriormente dar el salto a la Administración Central a través de una Dirección General. Su meteórica carrera como salvador de la patria finalizó como el rosario de la aurora cuando se unió al proyecto de la llamada «Operación Roca», llegando a ser secretario general del Partido Reformista Democrático que firmó un vergonzante 0 escaños en las elecciones generales de 1986.

En ese momento, Florentino Pérez se dio cuenta de que si quería mangonear en España le resultaría más fácil hacerlo desde el otro lado del sistema. De esa forma, tuvo claro que con el único -ista con el que lo conseguiría sería, no con el de centrista ni el de reformista, sino con el de madridista. Y se puso manos a la obra en una doble dirección: por un lado, se propuso pasar a la historia del Real Madrid compitiendo con los seis botijos del tío Paco conseguidos en la época de Santiago Bernabéu; y por otro, convirtió el palco del conocido como el Franco Arena en la versión 2.0 de la antiguas cacerías del Caudillo, en las que se decidía sobre la vida económica, social, política, empresarial, financiera y hasta judicial del país.

Y así , tirando de influencias y de prepotencia, fue pisoteando todo lo que se ponía a su paso; hasta que hace un par de días midió mal sus fuerzas, creyéndose que podía campar a sus anchas por la Real Federación Española de Fútbol, tal y como hace por los despachos del Ministerio de Fomento. Y es que el españolito medio y de a pie traga con que al conocido popularmente como el Visir de Chamartín le regalen autopistas de peajes en épocas de bonanza económica y que en épocas de crisis se las rescaten con dinero público; o que consiga una indemnización multimillonaria por una chapuza como el Proyecto Castor; o que se vaya de rositas por un quítame allá una desaladora; o que se permita amenazar con paralizar la obras del AVE a Galicia si no le ponen más pasta… Pero, en vísperas de comenzar la Copa del Mundo, ese mismo españolito no traga con que por culpa de sus malas artes la selección se quede sin seleccionador, tras una operación que llevaba su sello personal. Perdón, aclaro que me refiero a los españoles identificados con su selección, no al rebaño de borregos merengues que han salido en tropel a defender su pastor, guiados por la cuadrilla de palanganeros que tiene a sueldo en los medios de comunicación.

Hasta que en la tarde de ayer, a 24 horas del debut de España en el Mundial, el Real Madrid presentó a su nuevo entrenador, Lopetegui, quien no tuvo la dignidad que demostraron los otros cinco o seis a los que les habían ofrecido el puesto antes que a él y que tuvieron la decencia de no bajarse los pantaloncitos hasta los tobillos. La ceremonia se celebró en templo del palco de Bernabéu, oficiada por Florentino Pérez y con Lopetegui en el papel de monaguillo. La homilía fue una sucesión de inexactitudes, medias verdades y acusaciones al presidente de la RFEF, echándose de menos el soniquete que tanto le gusta repetir en la presentaciones de «fulanito nació para jugar/comer pipas/entrenar en el Real Madrid». Y remató con el bochorno de la intervención del nuevo inquilino del banquillo merengue, que tiró de repertorio clásico, recordando a sus antepasados, afirmando que era el día más feliz de su vida y que iba a entrenar al mejor jugador del mundo, todo adornado con gimoteos, pucheritos y lloriqueos. Solo le faltó rematar su plática con un «shiuuuuuuuuuuuu», lo que seguro que hubiese provocado que el pater le ofreciese allí mismo y en riguroso directo un aumento de sueldo ante el alborozo de los parroquianos.

En ese ceremonial delirante quedó acreditado el más absoluto desprecio de una institución como el Real Madrid a la selección española. Tampoco es nada que deba extrañar, ya que Florentino Pérez jamás ha mostrado el mínimo respeto por el fútbol español, como lo demuestra, por ejemplo, que un año sí y otro también le niegue su estadio al Rey para que se pueda disputar la Copa que lleva su nombre, con la disculpa de que tiene que arreglar los retretes.

Y hora que se prepare Rubiales, porque al nuevo presidente de la RFEF le van a caer «hostias como panes» desde las trincheras merengues, si es que no ha amanecido ya con una cabeza de caballo en su cama. Es lo que se deduce del discurso victimista de Florentino, al que solo le faltó añadir que el Villarato había sido sustituido por el Rubialato. Y es que «la jauría» que según el exministro Màxim Huerta provocó su precipitada salida del Ministerio de Cultura parecerán unos juegos florales comparada con la que se le avecina al máximo dirigente del fútbol nacional.

Para España comienza ya la Copa del Mundo con la disputa de un importante partido contra Portugal. Esperemos que el haber dejado a la selección sin entrenador y haber acaparado las portadas de toda la prensa mundial haya saciado el afán de protagonismo de Florentino Pérez, y que durante las próximas semanas los amantes del fútbol podamos disfrutar del espectáculo del fútbol de selecciones. Aunque al Visir eso no le importa y ya estará enfrascado en su nuevo proyecto pseudodeportivo con su nuevo entrenador-marioneta. @Bajarlaalpasto

Este post está publicado en MUNDIARIO

Futboleros, el Balón de Oro… ¡ha muerto!

CR_balóndeoroHace unos días en una serie de televisión recordaban como el 20 de noviembre de 1975 el entonces presidente del Gobierno Arias Navarro daba una noticia que cambiaría la historia de este país: «Españoles… Franco… ha muerto». La noticia llevaba tiempo esperándose porque el viejo dictador llevaba tiempo enfermo, por lo que su fallecimiento era cuestión de tiempo.

Hago esta breve introducción histórica para utilizarla como ejemplo y para parafrasear al encargado de comunicar dicho pasamiento, porque el pasado 7 de diciembre asistimos a otra defunción no menos esperada, como ha sido la del Balón de Oro, ya que el otrora prestigioso premio llevaba varios años herido de muerte, y ahora simplemente se ha certificado su tránsito. Descanse en paz.

Llevo tiempo repitiendo que «la mejor forma de desprestigiar un premio es concedérselo a quien no se lo merece». Y eso es lo que ha conseguido France Football – la revista francesa que desde 1956 viene entregando el Balón de Oro – con su insistencia en regalarle el premio a Cristiano Ronaldo, sin duda uno de los futbolista más sobrevalorados de las últimas temporadas.

Y es que el delantero portugués del Real Madrid, conocido coloquialmente como penaltiman o el achuchabalones, es sin duda un gran lanzador de penaltis inventados y un gran goleador en las modalidades en fuera de juego empujar balones. Pero no ha sido ni de lejos el mejor futbolista en ninguna de las cinco temporadas en las que el panfleto francés le obsequió con su premio, teniendo en cuenta además que el criterio para concedérselos se ha ido adaptando a su conveniencia.

Decir que un premio individual es un reconocimiento de los méritos personales del premiado es una perogrullada. Pero en el caso del Balón de Oro y Cristiano Ronaldo es necesario destacarlo porque, evidentemente, esa máxima no se cumple. Los que ganan títulos, como la Champions o la liga, ya reciben sus galardones con sus compañeros de equipo, así como los máximos goleadores de cada competición o los MVPs de las finales. Y es que el premio al mejor futbolista del año tendría que ser, seguimos con las perogrulladas, para el jugador que mejor jugó al fútbol, y ese nunca ha sido el engreído portugués.

Pero por muchos Balones de Oro que le den y por mucho que la vedette de Madeira se autoproclame «el mejor jugador de la historia», lo cierto es que jamás ingresará en el olimpo reservado a los dioses del fútbol, como Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona y Messi. Tampoco ha hecho méritos futbolísticos para estar en el siguiente escalón, con Platini, Zico, Xavi, Zidane, Ronaldinho o Beckenbauer. Y, siendo generosos, podría compartir honores en un tercer nivel con Van Basten, Ronaldo, Iniesta, Eusebio, Gerd Müller o Sócrates, atendiendo únicamente al número de goles marcados, aunque la mayoría hayan sido intrascendentes.

Por eso, y volviendo al inicio del post, se puede asegurar que: Futboleros, el Balón de Oro… ¡ha muerto! Y así lo confirma la propia France Football con su portada dedicada al premio de este año, una portada digna de formar parte de una antología del disparate. Y es que ni Cristiano Ronaldo podía llegar a más ni France Football a menos. @Bajarlaalpasto